Los tesoros de Magalia

  • El Castillo Palacio de Magalia, perteneciente al INAEM – Ministerio de Cultura, cuenta con una destacada colección de obras de arte
  • El espacio alberga siete cuadros en depósito del Museo Nacional del Prado, así como una decena de pinturas pertenecientes a su patrimonio, un cipo funerario romano, o un gran surtido de tapices y reposteros.
  • El INAEM está apostando por reactivar el espacio, exhibiendo y poniendo en valor toda su colección, hasta entonces cerrada al público en gran parte.

UNA HISTORIA VINCULADA AL COLECCIONISMO

D. Pedro Dávila y su esposa María de Córdoba, primeros marqueses de las Navas, mandan construir el Castillo Palacio de Magalia en 1533 en torno a una antigua torre defensiva del siglo XV. Destacan ya desde su construcción las numerosas inscripciones en latín que se tallaron por todo el edificio, particularmente en los dinteles de las puertas del piso superior. El primer marqués era una gran amante de la epigrafía romana, y entre sus adquisiciones, ha llegado hasta nuestros días un cipo o epitafio romano que, según reza, señalaba la tumba del legionario Domitius Pastor, que murió con 86 años de edad. De los últimos marqueses, se conserva en el zaguán de entrada el carruaje negro utilizado para sus desplazamientos. 

En 1906 el Castillo y sus terrenos se vendieron a la sociedad Unión Resinera Española, que terminó cediéndolo al Estado en 1946 para que hiciera uso de él con fines culturales. Cuatro años después, el arquitecto Luis Martínez Feduchi inició su rehabilitación integral para destinarlo a acoger la escuela de magisterio de la Sección Femenina de Falange. En este periodo, que abarca desde los años 50 hasta mediados de los 70, es cuando se adquieren la mayoría de obras pictóricas que en este momento decoran las estancias más nobles de Magalia, incluyendo los depósitos del Museo del Prado, la adquisición de patrimonio propio, regalos del régimen franquista, y algunas obras incautadas por la denominada Junta Delegada de Incautación, Protección y Conservación del Tesoro Artístico Nacional. Además de las obras pictóricas, diversos tapices, reposteros y esculturas se incorporan al espacio en estos años.

Con la creación del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) en 1985, el Palacio pasó a formar parte de este Organismo Autónomo, que conserva su titularidad hasta el día de hoy, en el que el Castillo Palacio de Magalia aborda una nueva etapa tras un proceso de reactivación que busca enfocar su uso en lo cultural, acogiendo diversas líneas de creación e investigación artística, y poniendo en valor el patrimonio del espacio mediante su exhibición, estudio y conservación para que toda la sociedad pueda disfrutar de los tesoros de Magalia.

A través de las visitas guiadas organizadas por Turismo Las Navas, desde este verano pueden visitarse hasta siete obras nuevas, antes no expuestas al público, como parte del itinerario de las mismas.

LOS CARTONES DEL MUSEO DEL PRADO

En 1950, el Museo del Prado entrega en depósito al Castillo Palacio de Magalia siete cartones de tapices, en su mayoría pertenecientes a escenas bucólicas y costumbristas, para decorar sus estancias. Los cartones de tapices son pinturas, generalmente a gran escala y sobre papel o lienzo, que sirven como boceto o modelo para crear posteriormente un tapiz.

El más grande de todos los cartones, de 3,3m de alto, es El invierno, atribuido a Jacopo Amigoni y ubicado en la biblioteca del Castillo Palacio de Magalia. Destaca en este lienzo un curioso efecto óptico: la punta del zapato del leñador protagonista apunta siempre, desde cualquier punto, a los ojos del espectador.

Ramón Bayeu, miembro de una familia de célebres pintores y cuñado de Goya, firma hacia 1786 el cartón Carreta de Bueyes, también llamado Los Valencianos, cuyo tapiz estaba destinado a decorar la Antecámara del Príncipe de Asturias en el Palacio de El Pardo y que puede visitarse en el Salón de Honor de Magalia.

Andrés de la Calleja y José del Castillo pintaron los otros cinco cartones, todos ellos de temática campestre, y tres de ellos pertenecientes a una misma serie dedicada a la caza. Destaca, entre ellos, el lienzo Aldeanos con una vaca de José de la Calleja, ubicado en el Salón de Honor.

CUBISMO Y REALISMO

Entre los años 50 y 70, el Castillo adquirió por diversas vías pinturas contemporáneas de artistas españoles que todavía permanecen en el espacio. Dos óleos en la biblioteca muestran los Naipes de Pancho Cossío, uno de los motivos recurrentes de este pintor en sus bodegones, donde en lugar de piezas de fruta o viandas pinta cartas de la baraja francesa. El barcelonés Francisco Farreras muestra el estilo cubista en los frescos de la capilla, pintados en 1956, en los que se representan escenas de la vida de la virgen que recorren las paredes circulares del torreón más antiguo del Castillo. 

Pero si hay un descubrimiento reciente que destacar, es la serie Las Estaciones, de Rosario de Velasco, en las que cuatro mujeres representan la Primavera, el Verano, el Otoño y el Invierno, y que permanecía en la antigua sala de profesores, posteriormente sala de reuniones o almacén cerrado al público. Esta pintora, nacida en 1904 y a la que recientemente se ha dedicado una retrospectiva en el Museo Thyssen de Madrid, estaba estrechamente relacionada con la Sección Femenina de Falange, ocupando el cargo de jefa del Departamento de Arte y Decoración de su Servicio Central de Cultura. Sobre esta serie, se conocen dos datos: el primero es que hay dos juegos de esta serie. Uno de ellos es un biombo (ahora en una colección privada), y el otro es este juego de lienzos. El segundo es que Anna María Torra, esposa del editor Gustavo Gili, hizo de modelo para uno de ellos. Con el objetivo de continuar investigándolos, conservarlos y ponerlos en valor, estos cuadros están en el Museo del Realismo Español de Almería en préstamo desde julio a octubre para su exhibición en la exposición Rosario de Velasco. Entre papeles y lienzos.

LA COPIA DE VERONÉS, UN MISTERIO POR DESVELAR

Desde este verano, es posible visitar en el Salón de Honor de Magalia una copia anónima del siglo XVIII del cuadro Cena en casa de Simón, de Paolo Veronese “El Veronés”. El original se encuentra habitualmente en la Galleria Sabauda de Turín, pero en estos momentos se puede contemplar en el Museo del Prado hasta el 21 de septiembre, donde ha viajado con motivo de una exposición dedicada al célebre pintor italiano. Esta escena fue muy reproducida por medio de dibujos y estampas, existiendo copias significativas como la de David Corte (hoy en el Palacio Real de Génova) o una de Tiepolo (en la National Gallery of Ireland). Representa la escena en la que, en casa de Simón, una prostituta se arrodilla ante Jesús y entre lágrimas y perfume unge sus pies y se enfrenta a las críticas de los asistentes.

No tenemos gran información de este lienzo, más allá de la extraída de los inventarios, y aún no se conoce cómo esta obra llegó al Castillo de Magalia. En el marco del cuadro se ha encontrado una etiqueta de la Junta de Incautación del régimen franquista, un hecho rarísimo, ya que con el paso del tiempo se han perdido casi todas las etiquetas originales provenientes de esta Junta. El Ministerio investiga aún si está asociada al marco o al lienzo, intentando esclarecer la procedencia y la historia de esta misteriosa copia.

UNA COLECCIÓN ECLÉCTICA

La colección de obras de arte de Magalia, además de extensa, es absolutamente variada, y además de las obras ya mencionadas, se pueden encontrar otros muchos tesoros como un retrato de Isabel la Católica con incrustaciones de carey en el marco, un bargueño del siglo XVII, un baúl de estilo gótico – catalán, o un relicario con la firma manuscrita de Santa Teresa (todo ello en el Salón de Honor); multitud de tapices o reposteros con escudos de armas; o una talla de cristo crucificado en la capilla, procedente del Convento de las Carmelitas de Alba de Tormes. Sin lugar a dudas, merece la pena reservar una visita guiada, disponible en la web de Turismo las Navas, para poder descubrirlos.

Artículo publicado en la revista «Entre Pinares», editada por Turismo Las Navas, en su edición de verano 2025

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